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jueves, 22 de agosto de 2013

Más sobre NENA de Álex Rivera de los Ríos


El primer libro de Alex Rivera de los Ríos viene ganando cada vez más espacios, y como no, más lectores. Esta vez compartimos con ustedes la pequeña nota firmada por Orlando Mazeyra para el Boletín de la Biblioteca de la Universidad La Salle (Arequipa) en donde nuevamente se pone en el tapete a la nueva ornada de narradores nacidos y no nacidos en Arequipa.

martes, 20 de agosto de 2013

Roger Santiváñez sobre HUDSON EL REDENTOR de Diego Trelles Paz



Diego Trelles Paz pertenece a la última generación de narradores latinoamericanos. Ampliamente conocido entre los círculos de nuevos escritores en el territorio de nuestra América y en Estados Unidos, aquí nos ocuparemos de Hudson el redentor, a propósito de su reciente  reedición.
El libro constituye una sola atmósfera situada en una zona de Magdalena. La cosa  —naturalmente— empieza con el ritual del cómputo, título del primer relato. Aquí Trelles nos presenta a sus personajes: la collera de patas desencantados que circulará por todo el libro. A pesar de su juventud para cuando escribió este volumen, Diego demuestra, de arranque, un temprano talento para la narración descriptiva: "El movimiento ondulante de su papada, la rigidez de ambas mejillas adheridas a su piel como soldadas y el tic nervioso de sus párpados entrecerrándose sin coordinación, indicaban que mentía. El Gordo se rió". Notamos aguda penetración psicológica, al compás del perfil físico instantáneo del personaje.
Uno no puede dejar de identificarse con la incursión al llonja donde venden marimba. Y con la palta del Chato por ser su primera vez y por haber aceptado el reto sólo para impresionar a Laurita, la típica chicoyita de barrio —como diría Lucho Hernández—, de la que está templada toda la collera. Los diálogos son fiel retrato del habla de las esquinas en los barrios de la Lima actual, aunque el espacio temporal esté enmarcado en los años 90s. Esto lo consigue Trelles con un impecable realismo. Escuchamos a los jóvenes conversar y sentimos la vibración de una verdad y de un modo de decir que es exacto al de los muchachos de carne y hueso de los barrios de la clase media de Lima. Como las mentadas de madres —solapas— por ejemplo: "Esa huevada la sabe hasta el Travolta" se refiere un personaje a un chisme que es vox populi. Y su acompañante le espeta: "Y tu vieja no lo sabe? —No , mi vieja no habla estupideces". Están plenamente diseñados esos modos de agresión divertida entre amigos, tan cara a las patotas de patas por las esquinas de la ciudad.     
   
Destaco, entonces, en primer lugar, la oralidad de esta narrativa. Su perfecto abrevar de la realidad real para configurar una literatura de nivel. El habla de las calles está plasmada con singular maestría. Posteriormente se desencadenan una serie de eventos que se nos van contando: historias de la collera, sucesión en la cual primero vemos la visión de Laurita, musa del barrio, y cómo a través de su diario ella observa a sus amigos, su familia, su barrio, su país. Lo bacán es que está fichada como un intertexto del famoso cuento de Bryce Echenique, "Una mano en las cuerdas". Y lo simpático es que la narradora del diario habla de dicho cuento y asegura que ha sido su inspiración para redactar su propio diario, aquel que Manolo compuso en Huerto cerrado de Bryce. Es decir hay un juego de espejos o de cajitas chinas. Un cuento dentro de otro cuento. Lograda auto-reflexividad.
El personaje Hudson, ex habitante del barrio, quien ha salido de allí hacia otro tipo de vida, maldita y bohemia, es el que une la suma de los cuentos del libro. De paso, es un homenaje a Hudson Valdivia: gran actor peruano de los 50s ,60s, 70s y aún 80s y declamador de Vallejo como nadie, símbolo del artista radical que termina sumido en la decadencia total. Hudson encarna una cierta zona dark de la historia, así como diversas memorias por las que discurre la vida de estos jóvenes desengañados que fuman marihuana y después entran a la cocaína y se van aniquilando. Vidas desahuciadas, perdidas, sin futuro alguno. Esto parece revindicar elNo hay futuro del punk y la generación X. Esto se nota, por ejemplo, en el cuento "Jauría" que relata un camping  de la collera en la playa, todos coqueados, enloquecidos y puestos en una escritura alucinante que Trelles maneja hábilmente con un juego de yuxtaposición de las voces de los muchachos, en el que aparentes discursos inconexos –como es el de la locura de la droga— se ensamblan para dar la imagen más certera de una generación que, entre Sendero Luminoso y las atrocidades de la dictadura Fuijimori-Montesinos, crece en un país destruido. Este libro es el canto de cisne de aquella generación que se salvó de casualidad, teniendo en cuenta que muchos de ellos murieron en la droga o en situaciones estúpidas como la del Cadete, en un tono del Club Loreto, famoso en la Lima de fines de los 80s y comienzos de los 90s. Una muerte absurda pero que pone de manifiesto algo más estúpido: el racismo imperante en el Perú contra el cholo y el indio o las personas de rasgos mestizos aunque sean de clases más acomodadas.
Siendo el primer libro de Diego Trelles Paz, pienso que su autor salió airoso. Los personajes son cuajados (seres reales, verosímiles) y las historias también.  Son las del gran deportista que cae en la garra de la droga, la delincuencia y la muerte. O sea, cómo un pata zanahoria termina mal por el ambiente que lo rodeó y con una familia disfuncional, así como la miseria cultural que lleva a una chica a una suerte de prostitución de la alegría. Las rivalidades entre las chicas del barrio, la fiesta de la más linda, el fútbol, por supuesto, y todo basado en el soporte de la oralidad y la sinceridad de su propuesta, en la que el Chato —a todas luces alter ego del autor—nos deja una sensación de esperanza al final, cuando ya han crecido los chiquillos y son  hombres maduros, jóvenes todavía claro. La búsqueda humana del Chato, redime la sinrazón y destrucción de la collera, aunque los chicos también actuaran de buena fe en general —siempre hay algún conchesumadre— podría decirse que eran palomas, palomillas, y hasta el maricón del grupo expone por todo lo alto, y lo bajo también, las contradicciones de una juventud que creció sin esperanzas, pero que hoy nos da un narrador de fuste a quien felicitamos de todo corazón.
Roger Santiváñez
[Texto leído durante la presentación de Hudson el redentor libro de cuentos de Diego Trelles Paz. Feria Internacional del Libro. Lima, Julio de 2013]

miércoles, 14 de agosto de 2013

Carlos Herrera entrevistado por Cecilia Valenzuela en su programa Mira Quién Habla


 
La periodista Cecilia Valenzuela entrevistó al escritor arequipeño Carlos Herrera con motivo de la publicación de su último libro "Historia de Manuel de Masías el hombre que creó el rocoto relleno y cocinó para el diablo y otros textos gastronómicos" publicado por nuestro sello editorial. Aquí les dejamos la amena entrevista difundida en el programa Mira Quién Habla que se trasmite por Willax Televisión. 

lunes, 12 de agosto de 2013

Entrevista a Álex Rivera de los Ríos en El Comercio de Arequipa.

 
—Otra característica de tu libro es la variedad de estilos y técnicas. ¿A qué se debe esto?
“Nena” es el reflejo de mis lecturas favoritas. Si he leído un libro que me ha dado un placer intelectual, lo más seguro es que lo haya tratado de reflejar en uno de mis cuentos. Pero una condición para apropiarme de una historia es que debe tener algo que se relacione conmigo, algún elemento de mi vida, un recuerdo o añoranza. Además, en cada cuento me
planteaba un reto de experimentar con alguna técnica que había aprendido. “Nena” es una especie de libro aprendizaje en donde he tratado de mostrar de lo que soy y no soy capaz
de hacer como escritor.
—También tienes un gran interés por buscar una perfección en el lenguaje. ¿A pesar de tu juventud te tomas muy en serio este oficio?
La disciplina y la tenacidad en la corrección de los textos son indispensables para mí. No soy para nada un escritor de fin de semana, llevo a la literatura conmigo todos los días. Desde el día en que me propuse ser un escritor he procurado darle a esta vocación todo mi tiempo y esfuerzo. Leo, escribo y corrijo a mil por hora. Claro que debo tener trabajos alimenticios que no me permiten estar concentrado en eso todo el tiempo, pero mi ánimo por la literatura es lo más importante.
—¿Sientes que hay un resurgir de la narrativa arequipeña?
Esa frase de la nueva narrativa arequipeña me parece invención de algún entusiasta que responde a la aparición de una serie de publicaciones de muy alto nivel. Pienso que existen escritores muy buenos en Arequipa, pero no creo que haya una identidad de grupo o de trabajar temas en conjunto.


Lee la entrevista completa en el blog del propio autor

jueves, 8 de agosto de 2013

Carta de pronunciamiento: Respuesta a Doris Moromisato


 
 
Lima, 8 de agosto 2013


A los amigos.

Escribo esta carta motivado por los hechos acontecidos el domingo 4 de agosto en la Feria del Libro, los cuales produjeron la denuncia presentada por Diego Trelles Paz, escritor de nuestro sello La Travesía Editora. Además, me anima dejar en claro y responder a las acusaciones vertidas por la Directora Cultural de la Cámara Peruana del Libro, Doris Moromisato, quien en carta dirigida a Gabriel Rimachi, como en un reciente mail que ha hecho circular a, por lo menos, treinta escritores y editores, asegura que miento y que he aprovechado la ocasión para buscar una “última noticia”.

Quisiera dejar en claro, en primer lugar, que con Doris Moromisato no me une amistad alguna y que esta carta no es producto de la más mínima animadversión hacia su persona. Me resulta peculiar, sí, que ella haya preferido dirigir el correo en el que me acusa, al director de Casatomada, Gabriel Rimachi, y que lo llame a solucionar un asunto en el cual ni Rimachi ni Casatomada, como consta en el COMUNICADO lanzado por la propia la empresa editora el día 5 de agosto, tenían mayor participación.

Antes de pasar a relatar los hechos, me gustaría dejar en claro que solo me impulsa la defensa de mi credibilidad e imagen, la cual ha sido profundamente mellada por Doris Moromisato y, ante todo, defender el trabajo y la reputación del sello editorial que dirijo, de los libros que publicamos y de todos los escritores que confían en nosotros.

Como ya es de conocimiento de muchas personas a las cuales comenté los incidentes con detalle, el 4 de agosto organicé una firma de libros con el escritor Diego Trelles Paz en el stand de Casatomada, de la misma manera como habíamos venido haciéndolo con otros autores. El día del evento pedí a dos encargadas facilitarnos una mesa, pues el stand no contaba con una que pudiera servir para la presencia de Oswaldo Reynoso y de Diego Trelles. Las mismas me señalaron que ese tema tenía que ser conversado con Doris Moromisato, persona indicada para dar ese tipo de permisos.

Tal como se me informó, fui en busca de Doris Moromisato para solicitarle la mesa. Encontré a la organizadora en el stand de Puerto Rico y, previo saludo, le pedí, por favor, me proporcionara una mesa para el stand de Casatomada en el que llevaríamos a cabo la firma. Moromisato, sin mediar pedido expreso para Diego Trelles u Oswaldo Reynoso, se mostró de inmediato reticente ante el pedido, pues, tal y como me indicó, se había entregado una mesa a Casatomada el día anterior (mesa solicitada por Rimachi para la firma del escritor Alberto Chimal) y en esta, según señaló, Trelles Paz había firmado libros (lo cual es absolutamente falso, pues Trelles Paz no firmó libros ni nada parecido en la mesa destinada para Chimal). Acto seguido, Moromisato inició una serie de críticas a Trelles Paz en tanto su actitud contraria a la CPL y la Feria del Libro. Dijo que este debía tener mayor consecuencia con sus actos e, incluso, abstenerse de visitar la feria por haberla criticado públicamente. Bastante sorprendido, le afirmé que Trelles Paz no había firmado libros el día anterior; a lo que ella me respondió, textualmente, que sí lo había hecho y que lo sabía porque “tenía mil ojos en la feria” que le informaban de todo. Enseguida Moromisato manifestó que, dadas esas diferencias, este era una persona no grata para la Feria.

Al escuchar esto, le pregunté que cómo podía ser eso si Diego Trelles incluso había presentado su libro en ella. Doris Moromisato afirmó que era cierto y dijo: “seguramente debe estar vendiendo bastante”. Siendo absurdo continuar y, a esas alturas, mencionar a Trelles Paz, le comuniqué que de todas maneras necesitaba la mesa para la firma de Oswaldo Reynoso, cosa que al final tampoco se llegó a concretar.

Al regresar al stand, le comenté a Trelles Paz lo sucedido minutos antes con Moromisato y las razones por las cuales no íbamos a poder llevar a cabo la firma. Hasta allí llega mi participación en este asunto, pues volví a mis funciones dentro del stand. Diego, luego de unos minutos, se retiró.

Esto, exactamente, tal y como lo cuento, fue lo que pasó.

Antes de terminar esta carta, quisiera hacer hincapié en lo siguiente: entiendo que lo expresado por Doris Moromisato no implica un espíritu de cuerpo con la Cámara Peruana del Libro, institución que representa a la gran mayoría de empresarios libreros y editores peruanos, muchos de ellos amigos personales y otros maestros míos en el oficio de editor que vengo desempeñando desde hace ya más de 7 años. Sospecho que lo expresado por Doris Moromisato en el momento en que estaba ejerciendo su función de Directora Cultural de la CPL, es seguramente fruto de un desafortunado desliz, el cual, lamentablemente, en mi condición de editor, no pude ni quise dejar pasar por alto, pues lo dicho por ella no solo va en contra de nuestro escritor, sino también, por consecuencia, a nuestro libro, a nuestro esfuerzo y al esfuerzo de las personas que conforman el sello de La Travesía Editora.

Me sorprende que Doris Moromisato intente, incluso, “limpiar” a Trelles Paz y hacerme quedar como un mentiroso. Es, por supuesto, más fácil intentar que la soga se rompa por el lado más débil. Reafirmo, pues, todo lo expresado en esta carta y rechazo absolutamente su acusación y el absurdo pedido de disculpas públicas hacia su persona.

Atentamente,


Arthur Zeballos Herrera
Editor de La Travesía Editora
DNI: 43163711