LA CASA DEL CERRO “EL PINO” de Oscar Colchado
Por: Carlos Calderón Fajardo
(Palabras en la presentación del libro. 11/04/2013)
Agradezco la invitación de Oscar
Colchado a presentar este libro muy valioso como todo lo que escribe, lo que
publica Oscar. Colchado es,
indudablemente, uno de los referentes más importante de la narrativa peruana
contemporánea. Uno narrador representativo de la llamada generación del 80. Oscar Colchado aparece como escritor en una
década de gran convulsión, que es
mundial y lo es particularmente en el Perú; una de las décadas más
críticas del siglo XX, sobre todo en nuestro país: inflación, guerra interna,
crisis de los paradigmas, agotamiento de la modernidad, inicios de un mundo
postmoderno, surge como narrador cuando termina la época de la calandria
consoladora y se inicia el de la calandria de fuego, como llamaba a Arguedas a
este momento de transición. Fin de un mundo y comienzo de otro. Los 80 es
también una década de profundas transformaciones en la realidad peruana.
Colchado en este escenario es el narrador de la tensión en el mundo andino
entre el mito y la historia, del conflicto entre un pensamiento mítico y un
pensamiento histórico. Como en Homero, mito e historia cargan de muerte la
literatura de Colchado. La realidad de los 80, no es la misma a la que
enfrentaron los narradores peruanos de décadas anteriores. Un mundo
semi-feudal, enclaustrado, es penetrado por la modernidad y la guerra, y esto tuvo
evidentemente consecuencias importantes en la expresión literaria y están en el
centro de la obra de Colchado. Una de las consecuencias más notorias y
estudiada por la crítica fue lo que se
ha denominado como la “fragmentación del sujeto, poético” que se puede extender
a la narrativa, al cuento y a la novela.
El sujeto andino se fragmenta, el mundo campesino, andino, con el que se
identifica Colchado en muchas de sus
obras, en especial su novela Rosa Cuchillo, se ve gravemente constreñido por una
guerra que le es impuesta desde afuera. El mundo campesino a partir del cual
Colchado construye sus historias no es el de Alegría ni el de Arguedas, ni el
de la narrativa peruana del 70. A partir del 80 lo que marca profunda y dolorosamente
la realidad, y tiñe el discurso narrativa andina y peruana es el fenómeno de la
guerra, y de los problemas éticos
suscitados por una guerra sucia.
De otro lado, mientras Arguedas y Alegría, el indigenismo, ocupaban un
lugar central en la cultura y la literatura peruana, Colchado y la narrativa
andina de los 80 es marginal, en los márgenes de un mundo que se rige más bien
por una modernidad literaria auspiciada, tutelada desde España. Es esta misma
marginalidad la que encontramos en la poesía peruana de la misma generación, la
del grupo Kloaca, por ejemplo. Como en el caso de los poetas del 80 el discurso
narrativo de Colchado es descentrado y marginal.
Yendo al libro en concreto, en los tres primeros cuentos de “La Casa del
cerro El Pino”, como en muchos cuentos de Arguedas, son contados en un idioma
andino recreado, un español quechuizado. Los otros seis cuentos son narrados en
un castellano digamos que se expresa con más propiedad idiomática. Esto es así
porque se cuenta sobre diferentes niveles de la realidad andina. La visión
mítica implicada en la vida cotidiana de los campesinos, en los últimos cuentos
existe sincretizado con el discurso subversivo. En el último cuento, que le da
título al libro, ha desaparecido el personaje campesino pero subsisten los
sustratos míticos andinos justificando el accionar de los subversivos. En el
cuento “La casa del cerro El Pino” se percibe la utilización de la técnica
llamada “de la mirada” propuesta por el escritor Robbe-Grillet y el Nouveau
Roman francés, -narración objetivista que prescinde de la introspección de los
personajes para más bien privilegiar una narrativa que se detiene solo en lo
que se ve. Aunque, por supuesto, Colchado solo utiliza una técnica, sin que
esto implique asumir también la neutralidad narrativa del Nouveau Roman. En un
diario insertado en el cuento se dice: “Mayo 20. Huallalo Carhuincho me pide
sangre humana. Dice que lo necesita en cantidad para recuperar fuerzas, que
expulsará a los blancos y sus dioses y volverá a reinar sobre sus dominios:
toda la población costeña walla de los valles de Carabayllo, regados por el río
Chillón, Maranga, Magdalena, Surquillo, Miraflores y Chorrillos. Además los
territorios serranos donde habitan los huancas, por el valle del Mantaro, por
ahí de donde eran originarios mis padres”. Como se puede ver, el sustrato
mítico andino ha penetrado Lima. En este sentido, lo mítico, como es
característico en Colchado, atraviesa todo el libro. Los mitos andinos que se
encuentran, se mezclan, chocan los mitos revolucionarios. Mao Tse Tung, la
misma revolución es el más poderoso de los mitos.
En este libro el orden de los cuentos, son como una cronología, tiene la
sucesión de la historia y es, creo, significativo para entender. El orden en
que han sido colocados los cuentos unifica la estructura interna del volumen. En
los primeros cuentos los campesinos y sus concepciones míticas son víctimas de
la violencia impuesta, pero en los siguientes cuentos en los descendientes de
estos campesinos se convierten en victimarios que utilizan elementos de la
cultura andina, de su cosmovisión y en su manera de entender y justificar su
guerra. Colchado, es un escritor realista pero de un realismo donde los muertos
cuentan sus historias. Los nueve cuentos de La casa del cerro “El Pino”
configuran una sola historia de guerra y violencia que va desde Atusparia en el
primer cuento hasta el camarada Hugo de
la Célula de la Zona Oeste de Sendero Luminoso, en el último de los relatos del
libro.
Para terminar, quisiera decir que el cuento siempre implica una
revelación. En un cuento algo queda revelado (pero nunca develado) algo que no
es posible de expresar de otro modo, porque si pudiese ser explicado escribíamos
un ensayo y no una ficción. En relación a la etapa de la historia peruana a la
que se le ha llamado la fase de la violencia política existen zonas de la
realidad que no pueden ser explicadas por el ensayo, la sociología, el
testimonio y la crónica, sino por las epifanías que el cuento permite. En esta
puesta en evidencia de misterios y no en su resolución, Colchado, en este
sentido, se muestra en este libro como el narrador remarcable que es,
ofreciendo una colección de cuentos de imprescindible lectura.
CCF. Lima/11/04/2013