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martes, 24 de marzo de 2015

La Travesía Editora reanuda su labor con la publicación del libro de cuentos “Agua corriente” del mexicano Antonio Ortuño, finalista del Premio Herralde

 
Foto: Moramay Kuri

Antonio Ortuño es uno de los escritores mexicanos con mayor reconocimiento a nivel internacional. Sus relatos y novelas han sido traducidos a más de cinco idiomas y sus libros publicados en importante sellos de habla hispana. Este mes de abril, el mexicano llega a Perú para presentar su más reciente publicación: una exquisita selección de cuentos titulada Agua corriente y que verá la luz bajo nuestro sello La Travesía Editora. La presencia de Ortuño en nuestro país es un motivo más para celebrar la buena literatura, pero, además, la estrecha relación que habita en la lengua y que irradia en la realidad de países como México y Perú. Los relatos de Ortuño se leen con una facilidad que estremece, pues allí mismo donde este coloca su cuota de humor negro, donde critica a la sociedad y sus instituciones, descascara la desesperanza ante lo nuevo y señala sin equívoco la violencia, allí, con facilidad, nos reconocemos.
El libro de cuentos, que ya está en prensa, será presentado el martes 14 de abril en el Centro Cultural Peruano Norteamericano de la ciudad de Arequipa y, luego, el sábado 18 en el marco del Festival de la palabra 2015, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde Ortuño, junto a los más importantes escritores latinoamericanos, estará presente para conversar sobre su narrativa.

Sobre el autor 
Antonio Ortuño (1976) escritor y periodista mexicano, es uno de los escritores con mayor renombre en su país de origen y en habla hispana. De ello da cuenta dos publicaciones muy importantes, como es la revista británica GRANTA, quien lo seleccionó como el único mexicano en su lista de los mejores escritores jóvenes en español. Su primera novela, El buscador de cabezas (2006) recibió el elogio unánime de la crítica de su país y fue seleccionada por el diario Reforma como mejor primer libro del año. Ha publicado, además, Recursos humanos (finalista del premio Herralde de novela) Anima y La fila india (elegida libro del año en una decena de medios en México y por El Tiempo, de Colombia) y los libros de relatos El jardín japonés y La Señora Rojo. Sus novelas y relatos han sido traducidos al francés, alemán, inglés, italiano, holandés y rumano.

lunes, 23 de marzo de 2015

La Travesía restaurada



Aunque mucho ha costado, La Travesía Editora se restaura. Luego de un año un poco duro, marcado por la trashumancia, los proyectos alternos y la necesidad de encontrar nuevas rutas para la supervivencia, el equipo original, poco a poco, se va reunificando y retomando el único camino que nos justifica: el de las publicaciones.
Ha hecho mucho bien nuestra participación en el Hay Festival de Cartagena de Indias. Allí, entre el tumulto, las letras y la algarabía, hemos encontrado todo el soporte emocional y profesional para concretar los primero proyectos. Proyectos que, por cierto, en el lapso de hoy, queremos compartir con todos ustedes. En ellos, en los libros, en sus autores, se materializa la sinergia de esfuerzos individuales y colectivos de una editorial que se debe a su ciudad, a su esfuerzo, a su utopía.   


HAY FESTIVAL # 26 Arthur Zeballos, La Travesía from Hay Festival on Vimeo.

miércoles, 18 de marzo de 2015

ANDANZAS DE UN SHAMÁN AMAZÓNICO




Por Roberto Reyes Tarazona*

El título de la novela Koko Shijam, el libro andante del Marañón, de Walter Lingán, motiva algunos comentarios previos a la indagación sobre su contenido. 
El primero de ellos es lo sugestivo de su elección, a primera vista algo así como “el libro del libro”. Pero es algo más que eso. En principio, no se trata solo de la imagen que sugiere el término “libro andante”, sino de su significado en las sociedades amazónicas y preindustriales en general. Porque en este tipo de organizaciones sociales, las narraciones y el conocimiento se transmiten mediante la oralidad, una de cuyas características conjuga la inmersión en un fondo cultural común, ancestral, con la expresión marcadamente individual –en el sentido de opuesto a lo masivo y anónimo, característico de la producción en serie–, de tal manera que cada hombre que se dedica a “contar historias” es en sí un “libro” diferenciado de los demás. Esto refleja por tanto un significado distinto al del mundo moderno, donde cada “libro” es parte de un tiraje de cientos o miles de ejemplares idénticos. Koko Shijam, “el libro andante”, se revela a sus oyentes, a los lectores en este caso, desde su propia óptica, a partir de sus experiencias narradas de una manera singular. Es, por tanto, un libro en que el narrador funde las enseñanzas que recoge de su cultura y tradición, mezcladas con su propio “yo”, presentadas en un formato de papel impreso.
Una segunda observación trata de su autor. Para los lectores peruanos, Walter Lingán, autor de cuatro novelas y cuatro libros de cuentos, es un médico cajamarquino, radicado en Alemania desde 1982, en cuya obra es recurrente la preocupación por la situación del país, asediada desde la recreación de hechos históricos bajo una concepción realista, así como desde la subjetividad de los protagonistas, o incorporando una visión mágica-andina. En sus libros previos a esta novela, el mundo andino, de donde él proviene, así como el universo urbano, son los principales escenarios en que se desenvuelven sus historias. Este libro, pues, abre una inesperada vertiente en su producción.
 En esta nueva obra se adentra casi como un nativo o como un antropólogo en el mundo de las creencias, mitos y leyendas amazónicas, a tal punto que cuesta creer que hayan sido realizadas por alguien que no hubiera vivido por un largo periodo en la selva, tal como hiciera el narrador Luis Urteaga Cabrera –curiosamente, cajamarquino como él–, quien escribió El universo sagrado y El arco y la flecha, luego de una convivencia de una década entre los shipibo-conibos.
Koko Shijam, el libro andante del Marañón, se nos ofrece a los lectores como una novela corta, o nouvelle, texto que si bien es una ficción, luego de su lectura nos lleva a preguntarnos si efectivamente es una novela corta, por lo menos la forma literaria denominada novela corta. Es decir, una narración organizada en torno a una historia básica, con pocos personajes y que constituye una unidad que, sin alcanzar la rigurosidad de un cuento, tampoco es usual que se presente como una estructura abierta, como en muchas novelas experimentales. Porque el “libro andante” registra muchas historias, y a la última se le podrían sumar otras más, sin que ello disminuyera la calidad de lo narrado, ni se considerara que el libro de Lingán es incompleto o fallido. De alguna manera –aunque sin el ancla de la racionalidad articuladora del texto–, Koko Shijam, el libro andante del Marañón tiene un evidente parentesco con el Decamerón y Las mil y una noches. Y, en nuestro medio, con el ya mencionado El universo sagrado y con Canto de sirena, de Gregorio Martínez, libros de difícil clasificación, pero indudablemente de gran calidad literaria.
De acuerdo a la ficción, el protagonista es un viejo aguaruna –o awajúm– errante, contador de historias, y sus referentes corresponden a esta etnia. Sin embargo, el narrador, en sus andanzas por toda la amazonía, ha recogido mitos, leyendas y creencias de las diversas etnias que habitan en ella, e incluso del mundo de los colonos, integrándolas al final con la historia más reciente de nuestro país, de modo que se convierte en un universo trascendente a un solo grupo cultural.
Como parece inevitable en narraciones de contenido mítico, la obra se abre con historias sobre el origen del mundo, del hombre, de los seres vivos y los fenómenos de la naturaleza. Así, se presenta una serie de versiones sobre el origen de Koko Shiham, el “libro andante”, a cada cual más singular. Se dice que su origen se emparenta con el destino de los pueblos más viejos de la selva. “Otros manifiestan, con increíble fantasía, que Nunkui, La madre tierra, lo abandonó en una canasta en el río Marañón”, dice el narrador de la novela, emparentando esta versión con la de José “el salvado de las aguas” de la Biblia. Y continúa el narrador: “También diciendo dicen que su padre podría haber sido Tukuis, El señor de piedra, quien le trasmitió la vida eterna y el poder de bilocarse o multiplicarse para poder estar en varios lugares al mismo tiempo”.
De esta manera, desde el inicio, se van fijando las coordenadas temporales; mejor dicho, se van descolocando los límites temporales y llevando la narración a una intemporalidad que se irá remachando a medida que avance la narración. A continuación, en el tercer párrafo, introduce el narrador nuevos seres, cuando expone que “No faltan quienes afirman que es hijo de los demonios que viven en las profundidades del Marañón y otros cuentan que su padre podría ser el todopoderoso Cumbanama que, como se conoce, gobierna con suprema sabiduría toda la Amazonía, imponiendo su autoridad sobre todos los espíritus buenos y malos que habitan la selva”.
A continuación, el narrador, con buen instinto narrativo, se dedica a humanizar el personaje, usando referencias de absoluta cotidianeidad y simpleza. Así, lo caracteriza como un viejo que no sabe calcular su edad ni sabe su lugar de nacimiento, pues carece de documento de identificación, “Tan sólo lleva un papel sucio y arrugado con su nombre, estampado con nebulosos sellos y una hilera borrosa de lo que alguna vez fueron huella digitales.”. Además de viejo, es muy flaco, pequeño, de hombros enjutos y ligeramente jorobado.
Este contrapunto de lo mítico y lo cotidiano, del personaje asociado a sucesos ocurrido en tiempos lejanos y el viejo pícaro que vive al día, presa de apetencias propias de cualquier mortal, y que anda errante por toda la selva, es un recurso que mantendrá a lo largo de la narración. En consecuencia, los pasos de Koko Shijam tanto puede remontarse a la época de los conflictos suscitados por la explotación del caucho, a fines del siglo diecinueve y principios del veinte, como actuar en sucesos políticos recientes. Asimismo, se desenvuelve en la selva norte, en Jaén y Santa María de Nieva, como en plena llanura amazónica, en las márgenes del Ucayali.
En sus andanzas, va constatando la presencia de los seres que pueblan el universo mítico de la selva, pero integrados a sus experiencias personales. No se limita, pues, a señalar qué se dice sobre los yakurunas, el Chullachaqui y otros seres legendarios, sino los presenta en circunstancias diferentes a lo que tradicionalmente se sabe de ellos. Así, casi desde el inicio, se ve enredado con Tsunki, la sirena, hija del “Gran señor de los Yakurunas”, ente que vive en las profundidades de los río. La sirena se muestra en toda su belleza y Koko Shijam, que necesita muy poco para sentirse estimulado por una presencia femenina, va en pos de la bella mujer. En tal estado, sensibilizado al máximo, recoge los encantos del medio:
Cuando estaba a punto de dormirse llegaron hasta sus oídos los extraños susurros de un extraño canturreo. Estiró el cuello y dirigió las orejas en dirección hacia donde supuso se producía esa sinfonía encantadora. ¿Qué será eso?, se dijo. Le pareció percibir los sonidos de la selva convocados por un shamán desde el fondo de una vasija antigua. Escuchó atónito el diáfano coro de voces, el inconfundible silbo de las shushupes, el triste llanto del Aujú, El ayaymama, el sonoro canto de agua de los yakurunas, el bullicio del viento jugueteando con los bosques, el acompasado gorjeo de los pájaros, el rumor del río conversando con el follaje verde de sus orillas, el furioso rugido del otorongo y del tigrillo. Instantes después volvió el silencio. Luego, más tranquilo, Koko Shijam concluyó que sólo había sido el embrujador concierto de las anacondas cantoras anunciando la nueva Yúmi tepét, la temporada de lluvias.
Esta larga cita es un ejemplo de los recursos narrativos empleados por el narrador, que mezcla armónicamente fenómenos propios del bosque amazónico con actos sobrenaturales, como cuando enumera, entre otros sonidos de la noche, el canto de los yakurunas y el llanto del Ayaymamá (seres míticos), con el rumor del río y los rugidos del otorongo y el tigrillo, para finalmente dar una interpretación sobrenatural al inicio de la temporada de lluvias: el Yúmi tepét. Tal descripción crea una atmósfera de encantamiento, de puerta de entrada a un mundo que trasciende el cotidiano.
Siguiendo la tónica de un hecho cotidiano y banal contrastado con lo extraordinario, el narrador salta de los signos de hastío entre una pareja recién avenida, la curiosidad y la intrusión de terceros, y la indignación de un padre ante la desgracia de su hija, a la composición de un drama cuyas consecuencias se parecen mucho al diluvio universal.
De repente el cielo se cubrió de nubes negras y un potente ventarrón empezó a soplar impetuoso. La fuerte lluvia no se hizo esperar. Cada vez llovía más y más. Se desbordaron los ríos y la esposa-culebra, yerta sobre el suelo, creció hasta que alcanzó la altura de las nubes y allí desapareció. Machín fue arrastrado por la corriente furiosa de las aguas. Su cuerpo indefenso se estrelló contra un tronco, para luego, morir y hundirse en un amasijo de agua y lodo. Solo Koko Shijam, como esposo de la sirena Tsunki, fue uno de los pocos que se salvó de la matanza trepando a una palmera muy alta desde donde vio la canasta rota donde guardaba a su esposa.
Este relato de resonancias bíblicas, adaptado al mundo de creencias amazónicas, muestra un trasfondo oculto, pero que salta de cuando en cuando, a veces en los hechos históricos, ajenos a la visión mítica nativa, a veces en simbiosis a primera vista inadvertidas. Como cuando, en un recuento de espíritus malignos de la selva: el Tunchi, el Tsentsak, el Chulla-chaqui, la Lamparilla, el Ayapullito, el Manchumush, se intercala la Runamula. Este ser, una mujer pecadora convertida en mula (animal no solo traído por los españoles, sino propio de otros hábitats), es muy común en las narraciones andinas. Y si bien el autor señala que cruel castigo a una mujer se debe al diablo, en el mundo andino, de donde parece ser originaria la leyenda, el pecado de la mujer se debe a su convivencia con un cura, hecho muy común en esas latitudes.
De cualquier modo, las historias de seres y situaciones sobrenaturales se suceden una tras otra, integradas a la vida del Koko Shijam, en la que siempre aparece alguna mujer o ser femenino. Ellas irrumpirán en su vida para seducirlo y convivir con él, compartiendo afanes domésticos y rutinarios, o para propiciar su iniciación en los misterios de los shamanes, o como tema para acompañar sus andanzas. De hecho, gran parte de las historias, están asociadas, de una u otra forma, a seres femeninos.
Siguiendo esta relación de la vida carnal o biográfica de Koko Shijam, se desprende otra característica del libro: la presentación de seres y fenómenos reales de la naturaleza, con tal detalle, que va revelando poco a poco la riqueza ecológica de la selva. Así, de cuando en cuando, hace recuentos de peces, ríos y otros seres amazónicos.
…bailaron acompañados por la gracia de carachamas, paiches, boquichicos, zúngaros, bufeos y centenares de diversos pececillos. Así es como nacieron los nombres para los ríos Yupicruz, Shushunga, Chiriyacu, Utcubamba, Nieva, Cananya, Santiago, Marañón, Huallaga, Ucayali, Amazonas, entre muchos más.
En otros casos, los animales son protagonistas de muchas historias, como el gusano, el martín pescador, el bufeo, el maquisapa, la serpiente.
Por otra parte, el libro de Walter Lingán no se organiza de manera lineal, empezando de los mitos del origen para terminar en el presente, pues recurrentemente vuelve a los orígenes de los tiempos para de allí saltar a diversos sucesos o hechos que le interesa tratar. Así, casi a la mitad del libro, empieza un nuevo apartado de la siguiente manera:
En tiempos inmemoriales, contaba Koko Shijam a un grupo de colonos reunidos en la casa del dueño del centro comercial El Chotano, Nántu, la luna, y Etsa, el sol, eran seres humanos y vivían en el pongo de Manseriche. Frente a la casa de Etsa tenía su casa el poderoso Kumpanám, uno de sus mejores amigos, que hoy es el imponente cerro de quien dependen los truenos y las lluvias. En esta montaña conocida como Kumpanám habitan cinco Tijai, los dueños de los cerros, que están encargados de cuidar las nubes, el agua, las plantas y los animales.
En este punto, se advierten claramente los dos planos narrativos que conforman el punto de vista de la novela. Durante buena parte del relato, los hechos parecían ser contados por el mismo Koko Shijam, sobre todo los de connotaciones míticas, pero ahora se presenta la superposición de un narrador que sigue las andanzas de Koko Shiham y él mismo recuenta los sucesos más fantásticos desde una perspectiva fiel a las creencias y maneras de pensar de los diversos personajes, como uno más de ellos. De hecho, unos pasajes más adelante, usa la primera persona del plural: “Aunque existe la versión de nuestros antepasados…”; “Nuestros antepasados contaban también que Etsa…”.
Bajo este doble juego narrativo, se suceden las historias más imaginativas que se puedan imaginar, aunque poco a poco las referencias de la situación presente se van haciendo más extensas, y los hechos históricos recientes van adquiriendo mayor presencia.
Unas semanas después de haber visitado el distrito de Copallín y sus diferentes caseríos, Koko Shijam se encaminó de nuevo a Bagua. Justamente en la antigua avenida Mesones Muro, hoy rebautizada como avenida Héroes del Cenepa, se encontró con el periodista Juan Rojas Núñez, quien, al reconocerlo, lo llevó a los estudios de la emisora donde laboraba y en una de las salas conversaron como dos viejos amigos.
Sin embargo, el libro continúa acumulando narraciones en donde, a través de los seres fantásticos interviniendo en la historia de los hombres, van desvelando la riqueza inconmensurable de la vida en la amazonía, de sus pueblos y sus luchas, del destino de sus riquezas naturales, del sufrimiento, alegrías y avatares de su gente. En buena cuenta, del destino que le espera a este mundo extraordinario, que el libro andante, ha revelado y revelará incluso después de su desaparición, “envuelto en un poncho de vaporosas y negras nubes”. Porque, de acuerdo al narrador:
Todos saben, que luego de la tormenta, aparecerá en otro lugar para contar las historias de una nación que se resiste a morir y que sólo anhela vivir en paz, en armonía con todos los pueblos del mundo. Entonces, Koko Shijam tendrá vida para rato.
Larga vida, pues, para Koko Shijam y para Walter Lingán.

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* ROBERTO REYES TARAZONA, escritor y sociólogo, integró el grupo “Narración”. En 1973 obtuvo el primer premio del concurso nacional de cuentos “Arguedas”; en 1985 el segundo premio del “Copé” de cuento, auspiciado por Petroperú. Ha publicado los libros de cuentos Infierno a plazos (1978), En corral ajeno (1982), La torre y las aves y otros cuentos (2002) y Selección Natural (2010); las novelas Los verdes años del billar (1986) y El vuelo de la harpía (1998); las antologías Nueva Crónica. Cuento social peruano 1950-1990 (1990), La caza del cuento (2004), la caza de la novela (2006), Juan Bosch: cuentos desde el Cibao y el exilio (2009), Veinte del veinte (2009) y Narradores peruanos de los ochenta. Mito violencia y desencanto (2012).
Actualmente es profesor principal en la Universidad Ricardo Palma, donde es docente en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y en la Escuela de Posgrado; dirige, además, las revistas Arquitextos y Paideia XXI

viernes, 27 de diciembre de 2013

"La casa del cerro El Pino" el mejor libro de cuentos del 2013 para la Revista Caretas



Algunas cosas a veces tardan pero casi siempre llegan. En este caso ha llegado un tardío pero merecido reconocimiento a Don Óscar Colchado Lucio y en particular a su libro de cuentos “La casa del cerro El Pino”, el cual tuvimos el honor y privilegio de editar en el 2012. Este breve libro, que cuenta apenas con nueve cuentos reunidos en no más de 100 páginas es, según el crítico literario de la revista Caretas, Luis Aguirre, el mejor libro de cuentos del año 2013, noticia que nos alegra y nos anima a continuar con nuestra travesía.
Si bien es cierto la edición fue lanzada en nuestra ciudad en octubre del 2012, tal y como consta en su página de créditos, no fue hasta abril del 2013 en que hicimos la presentación oficial en la ciudad de Lima. Más allá del detalle, creemos que esta mención le hace justo galardón a un libro excepcional, construido como si fuera una magnifica artesanía a lo largo de 20 años de arduo trabajo y con el único objetivo de representar poéticamente el sentir andino. Demás está decir que a estas alturas el escritor ancashino tiene cada centímetro de su prestigio ganado a punta de excelentes libros y una inigualable forma para representar el mundo en el que él vive, el mundo del ande peruano.
Felicitamos y agradecemos a Don Óscar Colchado Lucio por entregarnos este gran libro que pronto será reeditado por nuestra casa editorial y agradecemos la mención del crítico Luis Aguirre, de quien reproducimos sus palabras.
“El relato breve tuvo un año estelar. La academia sueca le dio un espaldarazo al género con el Nobel a Alice Munro y por aquí Óscar Colchado Lucio presentó el mejor libro de este año: La casa del cerro ‘El Pino’”
    

miércoles, 18 de diciembre de 2013

"NENA" por Miguel Almeyda (Achorado culto)

 
Por Miguel Almeyda 
 
Alex Rivera de los Ríos, joven escritor que está publicando su primer libro de cuentos titulado NENA con La Travesía Editora, lo presentó en la 5ta feria internacional del libro.
En sus cuentos emerge una energía fuerte,  ambientes, espacios, situaciones y personajes en  historias que te atrapan. Aquí una conversa con el escritor…

¿Porque cuento cortó y no novela?

Yo pensé este  libro como una preparación muy respetable para mí,  porque  el cuento es un género muy difícil, NENA agrupa nueve cuentos en los que trate de  esforzarme al máximo,   en el lenguaje, en la construcción. Yo siempre quise  y quiero escribir novela,  sin embargo a mis 26 años no me sentía preparado,  para escribir la novela que quiero escribir, opte por los cuentos. Me inscribí en un taller, escribí este libro satisfecho de saber que respetó el género.

Hay dos cuentos muy buenos por el ritmo y la capacidad de contar la historia, el de la mujer niña adoptada por el feo del barrio y el de los quince años, admire los detalles, la definición de los personajes,  su relación y la nostalgia que flota en el ambiente. Además del final sorpresivo que el cuento exige. ¿De donde vienen los personajes?


El cuento se llama El beso y la nostalgia es un elemento principal de mi libro, el cuento  Nena es una oda a la nostalgia,  a la niñez, a los primeros amores, a los  primeros traumas, creo que el tema se reparte en los distintos cuentos. El beso es sobre el pasado, como cambian las personas con el pasó del tiempo y como se reencuentran. He querido construir este libro a partir de temas que  son interiores, el amor, la insatisfacción y sobre todo la búsqueda de uno mismo.

Tu libro tiene  una construcción física del espacio donde suceden las acciones, y allí hay una virtud, trasmites espacios, lugares, situaciones…

Es verosimilitud, el escritor se debe la capacidad de crear la realidad a partir de la palabra, la ficción retrata la realidad,  una ficción es buena cuando el lector la cree, como dice Vargas Llosa: La verdad de las mentiras. Para todos los cuentos trate de integrar la realidad, mis experiencias, traumas y recuerdos en la ficción, creo que es el único modo que logro que se hagan verosímiles y se hagan míos y que no sean simples historias sueltas o resplandores de juventud, sino un libro sincero.

¿Cual es tu formación?

Soy  chef profesional y profesor de francés,  estudio derecho ahora, pero desde los quince años recuerdo que decidí ser escritor, la vocación literaria es el fondo de mi vida, lo más importante,  quise hacer una vida como escritor y creo que ahora la estoy haciendo. Nena es el primer paso.

Sabemos que un escritor se hace en el segundo libro. ¿Cual es el siguiente proyecto?

Debe ser el más difícil seguro,  mi sueño es escribir novelas gordas enormes, y allí pienso encontrarme, espero que el siguiente paso sea una novela, donde lo importante sea el lenguaje y la voz para consolidar mi trabajo literario. Debe salir en dos años.

martes, 17 de diciembre de 2013

NO ES CRÍTICA LITERARIA de Juan Carlos Valdivia Cano (Presentación a "Donde la luz duerme")




Por Juan Carlos Valdivia Cano


INTROITO
 
No es crítica literaria. No se hacen juicios literarios sobre la obra. Es la opinión de  un amante, no correspondido, de la literatura, que no hubiera dado a conocer si no se la pidieran para su presentación. Lo que importa en una presentación es animar a leer lo presentado, si cree que vale la pena. Eso es todo.  El medio puede variar. No se trata de agotar la descripción y el detalle de la obra. Se trata de elegir y animar,   de traducir y condensar, de determinar el sentido y ponerlo en la  barroca escena sobre la escena. Expresar lealmente  lo que sientes, piensas, percibes, intuyes y cómo te afecta personalmente, con sinceridad y precisión literaria. Con generosidad, pero sin traicionarte a ti mismo.

 
CAFÉ CON COGNAC
 
Es un verdadero aperitivo literario,  acorde con el  bello y nostálgico menú cinematográfico y  musical que es el índice de estos pequeños grandes dramas,  capaces de reinventar la tristeza a pesar de, o gracias a, un siglo de melodramas y telenovelas. Un raro café con cognac, que parece el extremo opuesto de esos que nos hacía saltar de euforia en otra época  con amigos lejanos,  que  avivaban, como ningún trago, los  aún  inconfesables llamados de la no muy santa natura. Aquí el café–cognac parece estimular más bien el espíritu.
Una pareja que parece la normalidad por excelencia,  cuando la anormalidad se ha vuelto lo normal. De clase media, más culta que el promedio normal, cosa que existe pero sólo en abstracto, como dato estadístico. De ésas  que leen por ansiedad o  por adicción. Para variar se conocen en un Café, tomando café…con cognac y música de Silvio,  no el peinador peruano,  sino el trovador novocubano. Todo empieza con la orgullosa y   vanidosa competencia por ver quién sostiene más tiempo la mirada. Todo empieza con una mirada: la insostenible.
Una pareja de esas que se conoce en la Biblioteca Municipal  y luego salen juntos, aunque todavía no revueltos, hablando de Flaubert, en dirección a  la Plaza de armas. Y siguen saliendo por algunos años y siguen leyendo juntos y siguen yendo al Café con cognac y Silvio. Y  así,  piensa ella ,“la rutina  fue enquistándose  en su vida a pasos lentos  hasta convertirse en aversión” para utilizar las   palabras del narrador. “Ya  no soporta la  chompa roja de Martín,  ni el aburrimiento de los días de interminables lecturas”. Y ella terminó por sacar los pies del plato, con ayuda del Arquitecto. Y pensar que un día “no le importó mutilar una de las enciclopedias de arte de su padre, para poner en cuadro “El dormitorio de Arles” y llevárselo a Martín por su cumpleaños”.
 Intentaron reencontrase tiempo después, pero “algo fallo”. El azar es cómplice en la juventud, señala el narrador, después  todo debe ser rigurosamente planeado. Y hasta el café con cognac ha cambiado y la música ya no es la misma. Y luego la conversación del reencuentro, una competencia de vanidades y  reconvenciones defensivas, que los lectores de Holderlin se  pueden dar el lujo  de darle una forma elegante, con intercambios literarios  e inacabable  interpretación de  recuerdos incluidos, pero la guerra continúa. El amor debe irse. Martin ya no es Rodia , es un escritor.A la larga, lo único que reconoce después de tantos años , “es una quijada vieja que le provoca el mismo asco que a uno de los Karamasovlos movimientos de la  nuez  de su padre…”
Al final sonríe y “se enternece al ver una mirada, la insostenible del café, que se va extinguiendo, que pese a su vanidad se va  escondiendo, que va perdiendo los segundos que una vez ganó”

 
LA PELÍCULA

Con la omnipotencia  de Erik Satie y Federico Chopin, en contexto latinoamericano y alguna que otra acertada  pregunta o comentario postmarxista, se desenvuelve la película, esta película. Para variar, una  relación que podemos llamar “relación de amor” para evitar demasiadas explicaciones. Con sus idas y vueltas, celos y  pasiones,   momentos excepcionales,  enojos y reclamos, tedio y muerte. Es la hora en que los interesados  sacrificios del principio de la relación,se han convertido en norma exigente y exigida.
A pesar de lo anterior,  se diría que en este caso se trata de un“amor de verdad”  ¿Cómo?  No se asusten, trataré de aclararlo:  primero hay que ver que quiere decir “de verdad”   Por lo pronto  no quiere decir “amor verdadero”, por oposición a falso amor  o amor bamba. Tampoco quiere decir  perfecto amor , como el conocido cognac francés: ParfaitAmour. Porque, que se sepa, amor humano perfecto no  hay ni en el planeta Venus, ni en el topusuranus. Y tampoco quiere decir “buen amor” , como el deJuan Ruiz, el Arcipestre de Hita,  en la Edad Media hispana, aunque esta sea  nuestra versión favorita.
Amor de verdad solo quiere decir amor de carne hueso y sangre y   odio y poder y  momentos felices y sacadas de vuelta y  todo lo negro de la vida y uno que otro momento sublime. Dos o más personas de carne y hueso comunes y corrientes: José , Valeria… y el arquitecto. Los  dos primeros son de esas parejas que se sientan en el piso del cuarto de uno de ellos juntando los hombros, sólo que en este sofisticado caso el fondo era con   música deErikSatie. Una relación que termina como las de millones de relaciones de pareja de carne y hueso,  con  todo lo que implica. Como terminan nuestras vidas,  como termina la de Valeria.
  La lucidez  parece estar empedrada de desengaños.Alguna vez le dijo Martín a Valeria  que haría una  película con esa escena en su cuarto, hombro con hombro, con la Gimnopédies de Satie de fondo, impajaritablemente, “una película que ahora sabe muy bien que nunca hará”.  
 



INTERLUDIO
 
Hablaba en ese momento y vivió alguna vez  en la casa “donde  la luz duerme”, ahora  una inmensa casa vacía que alguna vez pareció pequeña cuando vivía en ella con su familia. Allí  entra “la luz de los postes por las ventanas   y se despliega cómodamente por el piso, palpa,  se estira a su antojo, se acomoda y duerme. La luz duerme en nuestra casa”
Y así, intentando llegar a esa casa, empieza el cansancio, el gran cansancio que se inicia  en las rodillas y llega hasta adormecer su cerebro y envejecer su sangrey lo hace  volver al mismo estado que el piano inerte, empolvado y algo destartalado que ha dejado de tocar hace mucho,  jubilando sus  talentosas manos musicales,  que se rebajaron al placer de las caricias y los contactos de la piel pegajosa y abandonaron a Dios a quien antes ofrecía su música. Era la época en que perseguía a Chopincito (no Tonto, como quería llamarlo su enamorada). Era  su engreído, desde cuando era chiquito,  orejón y de ojos tristes y jodía, se meaba y cagaba por doquier. Y  a la vez que sus manos de ex pianista se hacían cada vez más inútiles, Chopincito crecía.Cambiar a Dios por pieles tersas y pegajosas y noches frenéticas, fue  demasiado.
Era uno de esos tíos normales, en épocas de anormalidad, de esos que cada semana “vuelven del mercado con dos bolsas llenas del presupuesto semanal”,  humano, simple,  feliz, comenta el narrador.Y Chopincito siempre intentando morderse la cola que no tenía, el muy tontito, perdón …Chopincito. Porque no se llama Tonto, como quiere que se llame  su mujer, porque persigue la cola que no tiene.
  ¿Será que cuando uno no cumple su destino es castigado por el Dios abandonado y sustituido por un poco de piel pegajosa? ¿O será que cada uno inventa su pecado, su castigo y su infierno? Y así el talento se venga cuando lo abandonas, advierte el narrador.Todo lo demás es tristeza, que, como dice Vinicius de Moraes, nao tem fin (felicidadesí). Esa tristeza que lo atrapó y lo encerró, por la cual  ya no quiso ni ver, ni pensar, ni dormir   ¿Cómo va a pensar o dormir si su cuerpo, tullido e inútil,  ya no le permite  entrelazarse con ella, con su cuerpo?   Y un día  se lo llevaron. Y felizmente no estaba Chopincito en ese momento,  sino su tristeza  se hubiera convertido en furia a la hora en que  llevaban a su amigo a no sé qué sanatorio, mucho  más triste todavía que la ahora inmensa casa vacía.
 
PATIO 
 
La tristeza que, como hemos visto,  no tiene fin,  y la belleza más o menos presentes en el libro, la escena o el film, se acentúan en esta repulsiva y opresiva  experiencia familiar, que se desata cuando el hijo mayor, Ernesto, cae del primer piso y muere  después de tres días de agonía. Lo demás es  la consecuencia que trajo esa muerte en cada uno de los miembros de la familia: en el hermano menor, en los padres y especialmente en la abuela que, en silla de ruedas,  engreía a Ernesto, lo que agregaba leña al fuego de la envidia del hermano menor. La abuela  murió virtualmente el día que Ernesto murió, por causa de la cainita pasión  de este último.  Como en Teorema de Pier Paolo Passolini, sólo que en la película de Passolini no llega el mal sino el ángel del amor, en forma de un juvenil TerenceStamp, que, valga la redundancia, hace el amor con cada miembro de la familia burguesa, incluida la empleada provinciana y proletaria: la  película trata de las consecuencias posteriores, caso por caso, del padre a la empleada.
Cuando murió Ernesto, “sus padres se fueron  recluyendo y ensimismándose”. La abuela sólo quería que la saquen al patio para quedarse absorta frente al lugar en que Ernesto se accidentó mortalmente.  El hermano menor perdió un año de colegio porque no quiso salir más de la casa después de la muerte de Ernesto. El problema empieza cuando sus padres no le hicieron caso cuando les pide ocupar  el cuarto de Ernesto, después de su muerte. Cuarto  que él quería para sí y al que él se creía con derecho, desde que Ernesto le prometió dejárselo. Sin embargo  lo destinan para   depósito bajo llave. La típica maldad familiar producto del miedo o el odio de la abuela, que sugirió ese destino. Pero él tenía que entrar a ese cuarto.
La envidia del hermano menor se agudizó cuando Ernesto, aún en vida,  trajo a su enamorada  Rosa,  y subía al cuarto“con una cara de felicidad  que nunca antes le había visto”. Y se daba el trabajo de anotar  todos los movimientos, entradas, salidas, horas, todo, como para no dejar dudas respecto al significado de  la envidia como pasión. La abuela era cómplice de Ernesto y a él lo trataba, como sus padres, como si no existiera. La abuela volvió a cantar alguna vez, “aunque en realidad  ya no eran cantos, eran algo así como unos tarareos guturales, suaves, lacónicos, unos lamentos que se hicieron insoportables”.
Y volvió a cantar cuando el murió, exactamente de la misma manera que murió su hermano Ernesto, trepándose por la ventana para ir clandestinamente a su cuarto,  como una especie de castigo divina o diabólicamente  justiciero, en el mismo lugar que contemplaba la abuela ya alejada del mundo. Y volvieron sus cantos guturales “enmarcados con  su risa; y la mirada perdida de Ernesto empujando la silla”.
 




EPÍLOGO
 
He sentido en estas narraciones a un alma dostoievskianamente cristiana, que yo creía en desaparición en los ámbitos culturosos. Una alma que se explora y nos explora en unas narraciones   que intentan hacer cine dentro del cuento, y cuento con la imagen y la escena. Esto a través de una prosa madura, muy bien manejada o conducida. Es un signo evidente  de la existencia de una nueva literatura arequipeña, que se ha extendido claramente  en cantidad y calidad. Y que ha comprendido, por fin,  que sólo la literatura  —y no el  APRA—salvará al Perú.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Orlando Mazeyra sobre "Donde la luz duerme" de Carlos Cornejo-Roselló


Donde la luz duerme - Carlos Cornejo-Roselló

Por Orlando Mazeyra
 
En los cuentos de Carlos Cornejo-Roselló, los personajes muestran una perentoria fascinación por el arte (la pintura, la música, el cine y la literatura): poetas ganados por la narrativa, pianistas enfermos, cantantes fallidos, cineastas escindidos entre la realidad y la ficción que mienten —o niegan la realidad, inventan una alternativa, cada cual a su manera y de acuerdo a su dimensión humana— para sobrevivir. Al terminar de leer este conjunto de historias uno se siente parte de ese séquito de individuos plagados de renuncias, sueños rotos, ensoñaciones, promesas cumplidas a destiempo y sinsabores cotidianos que ratifican que el estigma de todo destino individual o colectivo es la incertidumbre; sin embargo, ésta se acentúa si tenemos (o creemos tener) cierto talento artístico —la capacidad de tocar a Dios o de hacerlo a un lado, según convenga—, pues, cuando creamos, no sabemos nunca a dónde vamos… ni a dónde llegaremos. Prueba de ello es el cuento La película que, sin duda, nos permitirá aproximarnos a la arcilla con la que este alfarero (quizá el más singular de los nuevos narradores del sur peruano) fabrica sus mentiras.

sábado, 30 de noviembre de 2013

 
Luego de un arduo trabajo del equipo de La Travesía Editora, podemos complacernos en anunciar la presentación del primer libro de cuentos de Carlos Cornejo-Roselló “Donde La Luz Duerme”, séptima publicación de nuestra editorial; una recopilación de historias que el reconocido escritor arequipeño Orlando Mazeyra Guillen, traduce su experiencia luego de estos relatos: “Al terminar de leer este conjunto de historias uno se siente parte de ese séquito de individuos plagados de renuncias, sueños rotos, ensoñaciones, promesas cumplidas a destiempo y sinsabores cotidianos que ratifican que el estigma de todo destino individual o colectivo es la incertidumbre”.
DONDE LA LUZ DUERME se presentará al público arequipeño el día viernes 6 de diciembre en la Alianza Francesa de Arequipa, a cargo de los reconocidos escritores Yuri Vásquez (Ganador del Premio Copé de cuento del año 1994), Juan Carlos Valdivia Cano, reconocido intelectual y Orlando Mazeyra Guillen (Primer Premio Nacional Universitario “Nicanor de la Fuente” 2003); donde los esperamos para el brindis con Carlos Cornejo-Roselló y el equipo de La Travesía Editora.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Álex Rivera de los Ríos entrevistado por Jaime Cabrera para la web Leeporgusto

La entrevista apareció hace algunas semanas y aquí la reproducimos para todos aquellos quienes no pudieron leerla. Agradecimiento especial a Jaime Cabrera de la web Leeporgusto y a Carlos Amoros por la coordinacion de prensa en Lima.



Por Jaime Cabrera Junco

 

El crítico y escritor ruso Viktor Shklovski decía que en literatura la herencia no se transmite de padre a hijo sino de tío a sobrino. Si eso es cierto, es una coincidencia que el arequipeño Álex Rivera de los Ríos (1987) sea sobrino de un escritor considerado una leyenda en su tierra, Edmundo de los Ríos.

“Yo no sabía nada de él hasta los 16 años. Empecé a leer mucho a los 14 años y un día en la Biblioteca Municipal de Arequipa vi y leí su novela Juegos verdaderos. Vine a visitarlo a Lima y desde ahí siempre me aconsejó, me prestaba libros, me decía sobre todo que lo que uno quiera hacer debe hacerlo con esfuerzo y disciplina”, afirma Álex, quien acaba de publicar su primer libro titulado Nena, un cuentario editado por el sello arequipeño La Travesía Editora, y cuyo relato del mismo nombre, escrito en 2009, está dedicado a su tío abuelo Edmundo.

 

¿Desde cuándo comenzaste a escribir?
Como todo prospecto de escritor tenía cosas escritas sobre todo poemas, yo soy un poeta frustrado porque mi primera intención fue ser poeta y al ver que no daba la talla decidí ser un narrador. Publiqué artículos a los 16 años en el diario El Pueblo. Antes de
 Nena tenía un libro entero con diez cuentos, pero un virus en la computadora los borró. Tal vez no era yo el libro tenía algo de estilo.

En Nena, tu primer libro hay una fijación por el estilo, por trabajar la prosa. ¿Cómo fuiste escribiendo estos cuentos?
Los cuentos empecé a escribirlos hace cuatro años, escribí
 Nena, el primer cuento, y me gustó mucho por su sinceridad, más que por su técnica porque significó explorar mis recuerdos de infancia y mis traumas y dije que aquí podía haber material para seguir escribiendo. Para mí este libro es una propuesta del lenguaje, del estilo, en el género. En cada cuento me muestro también como soy como persona.

Se dice que un primer libro es de aprendizaje, ¿cómo tomas este debut literario?
Es un aprendizaje porque es una experiencia distinta, de ser un desconocido en el ámbito cultural y ver que mi rostro aparezca en un medio de prensa. Cuando uno publica su primer libro aprende. Pero, la sinceridad, la honestidad en el libro es lo más importante. Cuando la crítica es positiva es un aliciente, y cuando es negativa aunque muchos digan que no, sí duele, pero también ayuda a enmendar nuestros errores. Los jóvenes escritores se proyectan como cuentistas. A mí sucede que me he proyectado como novela y espero que mi segundo libro sea una novela. Pero en este primer libro he respetado el género. Pienso que no he cumplido el reto ya que el cuento se caracteriza por su perfección.

Los personajes femeninos de estos cuentos aparecen como superiores respecto a los masculinos
Fíjate que me di cuenta de esto cuando ya tenía el libro en mis manos. Creo que esta característica se evidencia en el título del libro y del cuento que considero el principal: Nena, en el que su protagonista es una niña de 12 años, en el que tomo como punto de referencia a varios personajes que he conocido en mi vida.

Eres profesor de francés, chef y actualmente estudias Derecho, esto parecería una búsqueda de una vocación…
No tengo miedo de decir que son trabajos alimenticios, me he metido en esto solo para que sirvan con un fin: la literatura. Tal vez debí dedicarme solo a la literatura y me dejé llevar por el consejo de que es difícil vivir de esto en el país. A veces veo que más llamo la atención como chef que como escritor. El Derecho me ha permitido estar más vinculado con las letras y ahora he podido escribir más.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La Travesía Editora anuncia la publicación del primer libro de cuentos del escritor Carlos Cornejo-Roselló


 
El equipo de La Travesía Editora tiene el agrado de anunciarles la pronta aparición del séptimo libro de su catálogo. Se trata del primer libro de cuentos del escritor Carlos Cornejo-Roselló, quien en el 2012 quedó finalista del importante premio COPE de cuento. El conjunto de relatos, que incluye el cuento finalista, son definidas por el reconocido escritor peruano Orlando Mazeyra como de “…una perentoria fascinación por el arte (la pintura, la música, el cine y la literatura): poetas ganados por la narrativa, pianistas enfermos, cantantes fallidos, cineastas escindidos entre la realidad y la ficción que mienten —o niegan la realidad, inventan una alternativa, cada cual a su manera y de acuerdo a su dimensión humana— para sobrevivir”.
Esta nueva publicación será lanzada en breve en nuestra ciudad y estamos seguros que colmará las expectativas creadas por este escritor que desde principios de milenio mostraba un arduo y tenaz interés por la literatura, publicando sus primeros cuentos en revistas como Lego o Vacaré.

Sobre el autor:
Carlos Cornejo-Roselló cursó estudios de Filosofía en la Universidad Nacional de San Agustín, posteriormente se aventuró hacia Lima, donde realizó una maestría en Filosofía, en la Pontificia Universidad Católica del Perú; en el 2007 alcanza el tercer puesto en el concurso organizado por  la revista El Búho, junto a la Alianza Francesa de Arequipa. En el 2012 queda entre los finalistas del premio COPE, en la categoría de cuento.
En la actualidad se dedica a la docencia, alternándolo con su vocación por la escritura, que pronto encontrará su primer muestra en nuestro sello.
 
Escribe: Marco Zavalaga - Prensa